miércoles, 2 de enero de 2013
sábado, 14 de abril de 2012
Palabras de el día de mi grado como Abogado (RECUERDOS)
Buscando entre mis documentos me encontré con las palabras
que dije ante mis compañeros, profesores y familiares el día de mi grado, un
lindo recuerdo para compartir.
Bogotá
4 de Junio de 2009.
Señores
de la mesa directiva, familiares, amigos, colegas graduados y demás asistentes
a este importante evento.
A
través de los últimos años nos hemos visto inmersos en un mar de momentos irrepetibles.
Hemos pasado del llanto a la risa, de la impotencia a la esperanza, conocimos
personas irremplazables quienes con seguridad nos acompañaran hasta el último
de nuestros días.
Pasamos
noches en vela repasando por última vez la lección del día siguiente, esperamos
pacientemente en los corredores, nuestro turno para ser interrogados por
nuestros maestros.
Hoy
todo parece haber sido un magnifico sueño que ha llegado a un final feliz, sin
embargo el sueño continua, hoy cerramos un ciclo que lo único que indica es un
nuevo comienzo.
Colegas
graduados, esta universidad nos ha dado todas las herramientas que necesitamos
para triunfar, su visión humanista nos hace mejores personas y profesionales de
bien, no importa que camino tome cada uno de nosotros, estoy seguro que todos
triunfaremos.
Para
el común de la gente quienes estudiamos en esta universidad somos personas
privilegiadas y en verdad que lo somos, pero todo privilegio implica una gran
responsabilidad, el hecho de que seamos nosotros quienes hoy recibimos nuestro
titulo de abogados, y que cientos de colombianos no puedan estudiar, nos obliga
a devolverle a nuestra nación los favores recibidos.
Los
invito a que usemos nuestro conocimiento para sacar este país adelante, que
asumamos el compromiso de ser servidores de la patria desde donde nos ubique el
destino.
A
partir de hoy, hemos dejado de ser una esperanza para convertirnos en una
realidad, tenemos que tomar las riendas de nuestro futuro y las de nuestro
país, somos nosotros los llamados a hacer de Colombia el jardín del edén.
Viajen
por un momento al futuro, ¿qué le responderían a su hijo si les preguntara:
¿Papá/mamá
qué hiciste tú por nuestro país, que hiciste tú por mí y por quienes han de
venir?
Yo
quiero responder con orgullo, que serví con lealtad, responsabilidad, honestidad
y tenacidad, dando siempre lo mejor de mí.
Quiero
agradecer a Dios, que no por coincidencia, me destinó a nacer en Colombia, en
Bogotá, a estudiar en esta maravillosa universidad y a juntar mi camino con la
mejor familia, los mejores maestros y los mejores amigos.
A
nuestros maestros, que compartieron sus conocimientos y experiencias con
nosotros. Ellos se han convertido en un modelo a seguir y nos han colaborado en
la construcción de metas para alcanzar.
A
mis amigos, con quienes he compartido momentos que en sí mismos ya han hecho
que mi paso por este mundo haya valido la pena,
con quienes he contado siempre y contaré siempre.
Por
último, quiero agradecer a mi familia con la cual siempre he contado, en la
alegría y la adversidad. Su apoyo y amor incondicional han hecho de mí una
persona integral, con aspiraciones, ganas y sueños por cumplir.
Hace
muchos años, cuando era solo un niño, me rehusaba a hacer en la casa mis
deberes escolares porque según mi teoría, ella era para descansar y divertirse.
Mi mamá desesperada por las frecuentes quejas de los maestros me pregunto un
día: ¿Santi, si tú fueras yo, que harías contigo?
- Tendría
paciencia, respondí, mirándola fijamente.
Papá,
mamá, ¡valió la pena tenerla! ¿Verdad?
Felicitaciones
sinceras a todos mis colegas graduados, a sus familias y amigos.
Muchas
Gracias, que Dios los Bendiga.
Santiago
Valencia G.
martes, 28 de febrero de 2012
Prepararse para el buen consejo
Lo dicen tanto y tan
seguido, que en algún momento nos empieza a sonar a cantaleta: “mijo, estudie
que eso es lo único que le queda a uno en la vida”, “lo único que yo les pido
es que estudien, es su única responsabilidad”.
No sin razón, luego de
mucho batallar, los padres saben mejor que nadie que el estudio es la compra de
un seguro, un seguro que si bien no garantiza el éxito, al menos aumenta las
probabilidades de conseguirlo.
En la teoría clásica,
el trabajo, junto con el capital y la tierra constituyen los factores de la
producción, los cuales son utilizados por las empresas o personas para producir
bienes y servicios.
Cada uno de los
factores recibe una contraprestación o retorno; el capital obtiene beneficios o
ganancias, la tierra obtiene la renta y el trabajo el salario.
Quien estudia, entre
más estudia, espera que su retorno, a la hora de trabajar, sea mayor, al fin y
al cabo quien lo hace está invirtiendo en sí mismo. Estudiar cuesta dinero,
tiempo, esfuerzo y sacrificar, por costo beneficio, otras actividades que
también pueden reportar un beneficio.
Países como Alemania
sorprenden por su desarrollo y capacidad de producción, pero también por su
escasez de recursos naturales. Las claves del “milagro alemán” no son otras que
su gran disciplina, pero sobre todo su gran inversión en capital humano.
Colombia por su parte,
a pesar de sus grandes avances en materia económica, e inacabables recursos
naturales, se encuentra absolutamente rezagada y es que deja mucho que desear
en cuanto a su disciplina (idiosincrasia), infraestructura, y claro, el tema de
este artículo, su inversión en capital humano, entre otros temas.
Y no es que nuestro
país no invierta en capital humano, y tampoco que cientos de personas no
inviertan fuertes sumas de dinero estudiando maestrías y doctorados en el
exterior. Es que el mercado laboral en Colombia desincentiva cada vez más a
estudiar.
Desincentiva el hecho
que quien estudia una carrera de pregrado o técnica salga de la universidad a
ganarse un millón de pesos, a ese paso tardara mucho en tan siquiera recuperar
la inversión que hizo semestre tras semestre.
Y de quienes salen a
estudiar al exterior ni hablar, con seguridad llegan aspirando a un poco más de
sueldo que el recién graduado, sin embargo es a menudo acusado de estar sobre
calificado y tener poca experiencia.
El mercado laboral
como cualquier otro debe ser incentivado por el Estado y por la empresa
privada, con un agravante, de no hacerlo se corren grandes riesgos en cuanto a
desarrollo y sostenibilidad económica se refieren.
Santiago Valencia G.
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