Lo dicen tanto y tan
seguido, que en algún momento nos empieza a sonar a cantaleta: “mijo, estudie
que eso es lo único que le queda a uno en la vida”, “lo único que yo les pido
es que estudien, es su única responsabilidad”.
No sin razón, luego de
mucho batallar, los padres saben mejor que nadie que el estudio es la compra de
un seguro, un seguro que si bien no garantiza el éxito, al menos aumenta las
probabilidades de conseguirlo.
En la teoría clásica,
el trabajo, junto con el capital y la tierra constituyen los factores de la
producción, los cuales son utilizados por las empresas o personas para producir
bienes y servicios.
Cada uno de los
factores recibe una contraprestación o retorno; el capital obtiene beneficios o
ganancias, la tierra obtiene la renta y el trabajo el salario.
Quien estudia, entre
más estudia, espera que su retorno, a la hora de trabajar, sea mayor, al fin y
al cabo quien lo hace está invirtiendo en sí mismo. Estudiar cuesta dinero,
tiempo, esfuerzo y sacrificar, por costo beneficio, otras actividades que
también pueden reportar un beneficio.
Países como Alemania
sorprenden por su desarrollo y capacidad de producción, pero también por su
escasez de recursos naturales. Las claves del “milagro alemán” no son otras que
su gran disciplina, pero sobre todo su gran inversión en capital humano.
Colombia por su parte,
a pesar de sus grandes avances en materia económica, e inacabables recursos
naturales, se encuentra absolutamente rezagada y es que deja mucho que desear
en cuanto a su disciplina (idiosincrasia), infraestructura, y claro, el tema de
este artículo, su inversión en capital humano, entre otros temas.
Y no es que nuestro
país no invierta en capital humano, y tampoco que cientos de personas no
inviertan fuertes sumas de dinero estudiando maestrías y doctorados en el
exterior. Es que el mercado laboral en Colombia desincentiva cada vez más a
estudiar.
Desincentiva el hecho
que quien estudia una carrera de pregrado o técnica salga de la universidad a
ganarse un millón de pesos, a ese paso tardara mucho en tan siquiera recuperar
la inversión que hizo semestre tras semestre.
Y de quienes salen a
estudiar al exterior ni hablar, con seguridad llegan aspirando a un poco más de
sueldo que el recién graduado, sin embargo es a menudo acusado de estar sobre
calificado y tener poca experiencia.
El mercado laboral
como cualquier otro debe ser incentivado por el Estado y por la empresa
privada, con un agravante, de no hacerlo se corren grandes riesgos en cuanto a
desarrollo y sostenibilidad económica se refieren.
Santiago Valencia G.