lunes, 28 de febrero de 2011

Crea fama y …


En medio de la grave crisis económica que atraviesa España, no falta quien con desprecio se refiera a nosotros como “sudacas” y nos culpe de quitarles el empleo o nos acuse de atracadores, apartamenteros o narcotraficantes.

La verdad es que no sin razón nos hemos ganado la mala fama, desafortunadamente  muchos compatriotas han venido en busca de oportunidades y han terminado delinquiendo.

Hace algunos años, en una visita anterior a la madre patria me encontraba compartiendo con algunos amigos españoles en una típica noche de “marcha” en la bella ciudad de Bilbao, donde conocí por casualidad a dos colombianas, en la amabilidad típica que nos caracteriza a los colombianos nos acercamos a conocernos, al mismo tiempo, dos alemanes atraídos por la belleza de nuestras mujeres hacían lo propio, luego de un par de copas volví con mis acompañantes, pasado un tiempo se acercaron a mi los alemanes con cara de pocos amigos a preguntarme por la suerte de mis “amigas” colombianas, quienes al parecer habrían robado todas sus pertenencias.

Trágame tierra es poco con la vergüenza y el dolor de patria que sentí ese día, como ésta probablemente habrá cientos de historias que a través del tiempo nos han hecho acreedores de muchos calificativos.

No solo nuestros malos embajadores han contribuido con la mala imagen, también lo hacen las malas noticias de guerra y subdesarrollo que llegan a la península ibérica y en general a todo el mundo.

Si bien es cierto, la buena gestión de nuestro último gobierno, y el empeño de los colombianos de bien por cambiar la percepción sobre nuestro país ha rendido frutos en una mínima porción, la manera en la que nos ven los españoles sigue siendo lamentable.

Lo cierto es que la gran mayoría de los españoles, tal vez por ignorancia, tan vez gracias a nuestros malos “embajadores” o la poca información que pueden obtener, tienen una muy mala imagen de nuestro país y de nosotros los colombianos en general.

Colombia debe iniciar una verdadera campaña mundial para vender una imagen amable de nuestro país, son demasiadas las cosas buenas que tenemos para mostrar y para aportar al mundo, no solo nosotros los embajadores de buena voluntad debemos poner nuestro granito de arena, es un deber de todos los colombianos aportar al cambio de percepción de Colombia en el mundo.

Por lo tanto, crea fama y no te eches a dormir, levántate y cámbiala

      Santiago Valencia G. 
      twitter: @sanvalgo

martes, 22 de febrero de 2011

Insulto le gano a argumento, Resentimiento le gano a razón, entre ellos nublaron el corazón y en Colombia el odio gobernó.

Publicado en el Colombiano el 9 de Marzo de 2011, para leerlo en el diario dar click (AQUI)

Es realmente triste e impactante la manera visceral como se expresan algunos colombianos hoy en día sobre casi cualquier tema; la vida cotidiana, los medios de comunicación, las redes sociales, los blogs y en general cualquier medio verbal o escrito les sirve para evacuar todas sus virulentas palabras e ideas.

Por muchas razones por todos conocidas, algunos colombianos se han llenado de resentimientos y odios que evidentemente no hemos sabido canalizar como sociedad y aunque no quiero generalizar diciendo que todos los colombianos somos así, me atrevo a afirmar que todos sin excepción hemos sido intolerantes o prejuiciosos en algún momento de nuestras vidas.

Seguramente un experto me diría que la expresión de frustración o de opiniones negativas son positivas para quien las hace, creo que en Colombia se volvió no una manifestación esporádica de sentimientos represados liberadores de malas energías, sino una verdadera cascada de odio y resentimiento.

La política, para quienes estamos dentro y para los que no, es una de las actividades humanas que junto con el deporte generan más pasión y afición, en ambas el espíritu competitivo, la rivalidad entre bandos y la pertenencia a cierto grupo hacen que la contienda sea animada e interesante, en la política, con un agravante adicional, decide en gran parte nuestro futuro.

Por esto mismo es entendible que en la política se generen más de estas expresiones odiosas y con contenido fuerte y negativo, sin embargo algunos colombianos parecen haber perdido la capacidad de análisis y memoria prejuzgando políticas y políticos sin antes haber oído un argumento o haberle permitido su fundamental derecho a defenderse, atacando sin piedad con insultos y agravios pero sin ningún argumento.

El medico mexicano Miguel Ruiz escribió “Los 4 acuerdos” una recopilación de la sabiduría de los antiguos toltecas sobre la actitud equilibrada que debería tener un ser humano frente a la vida personal y social en aras de mantener la paz mental, emocional y colectiva que todos deseamos.

Me tomo el atrevimiento, de en estas líneas, recomendarlo a todos mis lectores sin distinción, pues a todos sirve, a quienes odian y a aquellos de vida más apacible, es un libro agradable y fácil de leer que nos permite ver la vida de una forma más espiritual, sin prejuicios y odios.

Cuando leí el libro me encontraba en un momento difícil de mi vida, leerlo y aplicarlo no fue una tarea fácil, la aplicación de los 4 acuerdos supone la ruptura de muchas ideas, creencias y formas preconcebidas de la educación tradicional de cualquier ser humano, pero cuando logras aplicarlo la vida se hace más fácil, amable y alegre. Razón por la cual quiero compartir un poco de los acuerdos con ustedes y animarlos a comprar el libro, así ustedes pueden aplicarlo y difundirlo también.

Primero: “Se impecable con tus palabras” Las ideas se pueden expresar mejor y de manera mas vehemente y precisa si no llevan insultos o adjetivos calificativos, sobre todo cuando estos buscan denigrar a otra persona, lo mas interesante es que cuando las palabras que utilizas son hirientes estas también te hieren y te afectan a ti, es como si el veneno nunca saliera.

Segundo: “No te tomes nada personalmente” Cuando otras personas cometen errores que te afectan directa o indirectamente no lo tomes como si eso que hizo lo hizo expresamente para causarte daño, entiende que como seres humanos que somos cometemos errores, en vez de resentimiento u odio busca sentimientos de comprensión con esa persona que cometió el error y perdónalo.

Tercero: “No hagas suposiciones” No supongas nada, sobre todo si la suposición implica algo negativo, busca la certeza y la verdad, en caso de no saberla no supongas nada, suponer solo te hará infeliz a ti.

Cuarto: “Haz siempre lo máximo que puedas” La aplicación de los acuerdos anteriores es siempre un gran reto, este acuerdo nos invita a seguir intentando siempre al máximo la aplicación de los acuerdos, debido a que lo mas seguro es que siempre recaigamos incumpliendo alguno de los tres primeros, es por esto que tal vez es el mas importante y mas difícil de aplicar pues implica la búsqueda constante de una nueva vida alejada de prejuicios y odios.

Santiago Valencia G.
Twitter: @sanvalgo

jueves, 10 de febrero de 2011

Adiós Mamá Vieja (QDEP)

Publicado en el Colombiano el 11 de Febrero de 2011, para leerlo en el diario dar click (AQUI)


Ayer Lula se fue a dormir como todos los días, tal vez recitando o cantando en su cabeza las poesías y canciones que le enseñaron en la escuela, tal vez acordándose de 98 años vividos  a plenitud, tal vez pensando en sus hijos, en sus nietos, en sus bisnietos y en tanta gente que la acompaño a lo largo de su vida.

“Mary; ¿Por qué no le FRUNCITES los pantalones a ese muchacho? ¡Que va a decir la gente! Un nieto de Elvira Cossio y ¿con esos pantalones? Le dijo a mi mamá un día con cara AJUACADA.

“Sonia; pobre ese muchacho, Fabio siempre lo manda para Medellín sin plata y él se tiene que quedar aquí con esta vieja viendo Televisión todo el día” caminó, como solo ella lo hacía, hacia su habitación y volvió con el puño cerrado, se me acerco, y con esa ternura  y amor que solo dan los años y lo vivido, puso en mi mano 2000 pesos.

Un rato después mi tía Sonia le dio 20.000 pesos “Mamá, vea pues para que se los de a Santiago” “No, si yo ya le di” y a la carterita, culpable por cierto de malas miradas e insultos a mi tío Humberto.

Como estas son miles las historias que podemos contar cada uno de nosotros sobre esa mujer fuerte y abnegada a su familia, ese sol sobre el cual todos girábamos alimentándonos de su luz y de su calor, esa maestra que nos dio la lección mas grande que un ser humano puede aprender, el amor incondicional y la unión de la familia.

Lula, me quedo con ese amor, me quedo con ese cariño, me quedo con la mirada altanera, la palabra grosera, el dicho sabio, los pasos y caminos recorridos, me quedo con tus valores, tus ideas, tu fuerza y con el recuerdo, el honor y la alegría de haber sido una parte de ti.

Estoy seguro, que anoche cuando murió, como tantas otras noches, llegaron a su cama Luis y Barbara, pero esta vez no vinieron solos, vinieron también Rubiel, Rodrigo, Margarita, los bisabuelos, hermanos y todos quienes la esperaban en el cielo.

“Golondrina” dijo el Abuelo, “vamos  que arriba te están esperando, has cumplido ya con la misión que te encargo el Señor”

“no Luís, yo no estoy lista, aquí me necesitan mis hijos, mis nietos y mis bisnietos”

“Vieja, hoy es distinto, te preparamos una fiesta en el cielo, el señor, en tu honor, llamo a Helenita Vargas para que a dúo con ella cantes sus canciones”

A lo que lulita no tuvo mas opción que acudir a tan importante llamado.

Disfruta tu fiesta mamá vieja, te la mereces más que nadie, aquí vamos a estar bien, y algún día seremos nosotros los que nos durmamos en la tierra, pero abramos los ojos y nos despertemos a tu lado en la gloria de Dios.

Santiago Valencia G.

martes, 8 de febrero de 2011

Elle s'appelait Sarah

Publicado en el Colombiano el 15 de marzo, para leerlo dar click (AQUI)

O “La llave de Sarah” como la han bautizado en español, es una conmovedora película basada en el libro de Tatiana de Rosnay y dirigida por el director Gilles Paquet-Brenner.
 
La historia se desarrolla; por una parte en Paris, en Julio de 1942, cuando la policía francesa arresta a las familias judías de la ciudad, entre ellas la de Sarah, una niña de 10 años, quien para proteger a su hermano menor, lo encierra en un armario secreto prometiéndole volver por él.

Por otra parte, más de setenta años después, la historia de Sarah se ve ligada a la de una periodista estadounidense que investiga la redada policial en contra de los judíos franceses, lo que encuentra la hará replantearse sobre su vida.
 
Tal vez lo que más la hace cuestionarse es descubrir que la casa donde ella habita en parís es la casa que años atrás fue la de Sarah, poniéndola en contra de la familia de su esposo, al no saber si ellos tenían conocimiento de la atrocidad que allí había sucedido y si habían actuado o no de buena fe. Su esposo quien tampoco sabía de lo sucedido reacciona con indignación y decide vender la casa.

Como si esto fuera poco, la periodista recibe de su medico la noticia de un nuevo hijo, al contarle la buena nueva a su esposo, este resuelve que ella debe abortar, pues simplemente no quiere tener un segundo hijo.

La película fue de mi agrado, sin embargo me indigno bastante la actitud del esposo de la periodista, quien rechazo, como es natural, las atrocidades cometidas en contra de los judíos en la segunda guerra mundial, pero decidió sin mas consideración que su esposa debía abortar.

Hoy son muchos los que profesan esta doble moral, repudiando hechos tan inhumanos como el secuestro, la tortura o el desplazamiento forzado pero defendiendo a capa y espada el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo aun en contra del derecho a la vida, el primero y más importante de los derechos.

No quiero llevar la discusión al campo moral o religioso, simplemente mantenerlo en lo jurídico, y por lo tanto no me refiero en este artículo al aborto terapéutico o sobre los otros supuestos que han sido despenalizados por la Corte Constitucional.

Me refiero únicamente  a aquellas personas que entienden que el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, en cualquier circunstancia, se sobrepone o es superior al derecho a la vida del no nacido.

Santiago Valencia G.   
twitter: @sanvalgo

viernes, 4 de febrero de 2011

Victimas por estratos.

Publicado en el Colombiano el 9 de febrero de 2011, para leerlo
 en el diario dar click (AQUI)


En días pasados el departamento de Córdoba volvió a manchar la sabana de sangre inocente, esta vez el turno fue para los universitarios; Silvia Mora y Juan Carlos Ariza, quienes fueron aparentemente asesinados por las bandas criminales de dicho departamento y quienes hace algunos meses habían hecho lo propio con dos estudiantes de La Universidad de los Andes. 

Sobre el hecho, el alcalde de Cereté, no solo repudio lo sucedido, sino que además critico la reacción del gobierno nacional y aunque sin decirlo, también la reacción de la gente en general, o mas bien, la NO reacción del gobierno y la gente.

El alcalde, Rafael Chica Guzmán, afirmo que no ha habido despliegue de tropas como en el primer caso y que mucho menos se ha oído una voz de protesta por parte de ningún ministro, ni mucho menos por parte del presidente de la republica.

Por otra parte en redes sociales la protesta fue mínima, casi imperceptible.

Colombia vive desde hace muchos años en la oscuridad de la guerra y la violencia. A mis 27 años no he vivido un solo día en el que Colombia haya estado en paz, lo que hace que millones de colombianos como yo anhelemos con todo nuestro ser la paz que nuestro país se merece.

Para que esto pase no solamente tenemos que enfrentar a los grupos armados al margen de la ley y llevarlos a negociar, ni cortar sus fuentes de financiación como el narcotráfico o el secuestro, ni crear empleos, dar educación y oportunidades.

Igual o mas importante es cortar el circulo vicioso que por generaciones ha fundido a miles de familias colombianas con el conflicto, la única forma de lograrlo no es solamente garantizarles una cuantiosa indemnización y reparación, la cual jamás llenara el vació de los muertos, días sin libertad, torturas o cualquier otro tipo de vejámenes resultado del conflicto.

Lo que debemos hacer los colombianos de a pie es ayudar a visualizar y rodear a las victimas, recordar lo sucedido y perdonar a los perpetradores, demostrarle a las victimas, a los violentos y al mundo en general que Colombia es una sola y grande nación cansada de la violencia y en la cual todos nos apoyamos y nos acompañamos, porque al final todos somos victimas.

De no hacerlo solo seremos cómplices por omisión y responsables del crecimiento del odio, la sed de venganza y por supuesto de la violencia que jamás terminara. 

Santiago Valencia G. twitter: @sanvalgo

miércoles, 2 de febrero de 2011

“…la vida de un animal en Colombia no vale nada”

Así lo aseguró, y con razón, Hernando Molano, miembro de la junta directiva de la Asociación Defensora de Animales (ADA) sobre el video que circula en internet, en el cual unos hombres con uniformes de la policía y presuntamente miembros de dicha institución, torturan y ultiman una perra en medio de risas y gritos de aliento a los verdugos.

A su voz se sumaron las de cientos de colombianos indignados por las fuertes imágenes de maltrato e inhumanidad, las redes sociales se vieron inundadas de comentarios de repudio a lo sucedido. Los famosos por ejemplo acusaron a los supuestos policías de “salvajes”, “desgraciados” y incluso de “asesinos”, hubo quien incluso afirmo no encontrar adjetivos para calificar a los maltratadores.

La policía no tuvo más opción que aceptar su responsabilidad y la de prometer acciones contundentes en contra de los perpetradores, a quienes auguró una expulsión inmediata e inminente. Varias horas duraron las entrevistas al General Oscar Naranjo, Director de la Policía, en los diferentes medios de comunicación, el mismo día en el que éste se disponía a despachar desde algún punto de la ciudad para contrarrestar la oleada de inseguridad que ataca a la capital del país.

Me sumo a las miles de voces de rechazo sobre lo sucedido, desde niño me han dicho que quien sea capaz de maltratar a un animal de una manera tan brutal y además disfrutarlo, probablemente sea capaz de hacer lo mismo a otro ser humano.

Solo quiero corregir el comentario de Hernando Molano y compartir algo que debido a lo sucedido ha llamado mi atención y me ha llevado a la reflexión.

La vida en Colombia no vale nada, no solo la de la perrita, la de los colombianos tampoco, la demostración es que a los colombianos pareciera afectarles más el maltrato a la perrita que los miles de desplazados en Anorí a causa de las amenazas de las FARC, o los muertos de la guerra que libramos hace mas de 50 años con grupos armados al margen de la ley, o la falta de seguridad en las minas de Santander y tantas otras tragedias que sucedes en nuestro país diariamente.

Y no digo que no debamos oponernos como lo hemos hecho con el maltrato a la perra, solo digo que me gustaría que rechazáramos de la misma manera, o con más intensidad cuando muere un soldado o un policía, cuando asesinan a un niño o a unos universitarios o cuando por la negligencia de nuestro Estado mueren hombres en las minas.

Santiago Valencia G. twitter: @sanvalgo