Publicada por ELCOLOMBIANO el 28 de Octubre, para leer dar click (AQUI)
Recuerdo que hace algunos años, no tantos, Colombia era un país inviable, vivíamos secuestrados en las ciudades, y en el caso de Medellín ni siquiera la ciudad era una garantía de protección.
Recuerdo que hace algunos años, no tantos, Colombia era un país inviable, vivíamos secuestrados en las ciudades, y en el caso de Medellín ni siquiera la ciudad era una garantía de protección.
La violencia generalizada mostraba la incapacidad del Estado por proteger su territorio, así como la de suplir las necesidades básicas de la gente, al mismo tiempo existían dirigentes que lapidaban el erario público en exóticos viajes, vajillas y obras innecesarias.
A pesar de mis 28 años conservo intacta la memoria de aquellos tiempos, en los que la situación en la que vivíamos nos obligó a madurar antes de lo que maduraría un joven, por ejemplo, en Europa o EEUU, crecer con miedo era una realidad.
La Política de Seguridad Democrática, la confianza inversionista y la cohesión social lograron que el Estado fuera, como lo dice la Constitución un Estado de Derecho y más aún un Estado social de Derecho, donde las normas eran para cumplirse y donde las Instituciones eran respetadas y acatadas, por su parte la cohesión social logro enormes pasos en la reconstrucción del tejido social, rompiendo el circulo vicioso de necesidades insatisfechas generadoras de violencia e incapacidad Estatal, para finalmente sembrar la semilla de la confianza inversionista, la cual germino como oportunidades para todos.
El esfuerzo fue grande y rindió sus frutos, sin embargo nos falta “el centavo para el peso” solo un esfuerzo más y lograremos lo que siempre hemos querido y lo que ya vimos puede ser una realidad.
Aún nos falta vencer las estructuras criminales, las cuales están haciendo un esfuerzo sobre humano por recuperar el espacio perdido los años anteriores, apoyados por políticos inescrupulosos cuyo único interés es llegar al poder por encima de cualquiera y a cualquier precio.
Necesitamos políticos recios en su intención de combatir la delincuencia, pero decididos también a formular programas de integración y reconstrucción social; seguridad, empleo, estudio, deporte, cultura etc., no son solo palabras, son derechos que debemos exigir de nuestros dirigentes.
Soy un joven abogado preocupado por mi país, a mi edad se define el futuro profesional, personal y familiar. Si Dios así lo desea muchos años me quedan por vivir, he decidido que los años que han por venir, los quiero vivir en Colombia y por eso mi voto es un voto razonado, serio y responsable.
Por el futuro de Antioquia, el de Medellín, el mío, el suyo y el de sus hijos lo invito a votar, pero no a votar porque si, lo invito a votar en conciencia, a no vender su voto, a elegir a los mejores, a los más preparados, a los más honestos.
Pensemos bien, votar por un candidato sin opción ahora, aunque bueno, es un voto en favor de la peor alternativa para Medellín, vote útil, vote por Aníbal Gaviria para la Alcaldía.
En Antioquia no votemos por la corrupción o la Demagogia, votemos por Carlos Mario Estrada.
Santiago Valencia G.
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