jueves, 1 de diciembre de 2011

Rajoy a tu Gobierno.

Desde que llegué a España en Agosto del año pasado el ambiente era desolador, un país que vivía en los extremos y que sufría de la peor enfermedad conocida por las naciones, la desesperanza, y no era para menos, de un lado una extraordinaria infraestructura y un paraíso turístico y del otro lado un desempleo cada vez mayor; la economía no mostraba ningún signo de recuperación y los banqueros se rascaban la cabeza ideando maneras infructuosas de recuperar la cartera, en un país ilíquido envuelto en un círculo sin salida.
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Los primeros días el calor era insoportable, el estudio donde viví casi un año era acogedor, pero minúsculo, lo único que me brindaba algún tipo de aire fresco era un pequeño ventilador que mi casera había dejado allí para el intenso calor.
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La zona era inmejorable, el parque del oeste brindaba grandes zonas verdes, el paseo del pintor rosales siempre lleno de terrazas dispuestas a brindar una fría y alentadora caña y a pocos metros la sede principal del PSOE, lugar casi lúgubre que espantaba la mirada solo con sentir la cercanía y lugar de constantes manifestaciones de inconformidad contra el Gobierno.
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Comúnmente se escuchaba en las calles madrileñas, y en general de toda España, la conocida expresión “Zapatero a tu zapato”, refiriéndose al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
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Desde mi llegada me encontré con un Zapatero mentiroso y débil. Por aquellos días pasaban un especial en televisión sobre las intervenciones del presidente refiriéndose a la crisis, la cual en un principio negó aduciendo que España se encontraba preparada. Cuando la evidencia de los hechos superó sus palabras, intentaba calmar a los ciudadanos diciéndoles que en pocos meses superarían la crisis y así durante los últimos años.
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Su negación lo llevó a no tomar las medidas necesarias para contrarrestar la crisis y a mantener un sistema asistencialista insostenible, aun peor, negoció con las Comunidades Autónomas otorgándoles funciones del Estado central con grandes costos en transferencias que aumentaban cada vez más el déficit fiscal y todo, con el fin de mantener sus mayorías en el parlamento.
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El castigo electoral era necesario, el mensaje “Zapatero a tu zapato”
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El hoy presidente electo Mariano Rajoy no la tiene nada fácil, recibe un país al borde del rescate, con unos índices de desempleo que en la mayoría de los países latinoamericanos ya habría provocado un golpe de Estado.
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Aunque el nuevo presidente del Gobierno Español es conocido por su falta de carisma y acusado incluso de mal político, goza de fama como buen estadista, al menos con seguridad devolverá la confianza internacional que había perdido España con un presidente a todas luces demagogo y débil.
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Mucho tenemos que aprender en Colombia sobre lo que está sucediéndole a la madre patria: los gobiernos deben ser sociales más no asistencialistas, el Estado de bienestar debe conocer sus límites y sus costos deben ser compartidos entre el Estado y los usuarios, la descentralización y desconcentración del poder son buenos, pero no deben llegar al extremo del chantaje político y de la irrealidad económica.
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Santiago Valencia G.

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